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Hoy soñé que al dejarme caer, al soltar todo lo conocido y entregarme plenamente a vivir la caída, a experimentar el vacío, algo inmenso me sostenía, algo inmenso estaba bajo mis pies, protegiéndome, apoyándome, dejándome ser y avalando mi existencia. Y al tomar consciencia del ambiente que me circundaba, era notorio que el camino no siempre era llano, estaba lleno de picos, pero formaban parte, inundaban de belleza el paisaje, le daban un profundo sentido.

Estamos siempre acompañados, hay un poder invisible que todo lo puede, que en todo está, que es la existencia misma, y es al soltar el control que podemos experimentarlo, es al dejarnos fluir y lanzarnos al vacío, a lo desconocido, que podemos reencontrarlo. Siempre ha estado allí, sólo lo hemos olvidado, siempre hemos estado contenidos, y a la vez, hemos sido dueños de una libertad implacable que nos permite elegir nuestro camino y nuestra manera de ir caminando, que nos permite elegir mirar y trasformar patrones, patrones por los cuales nos hemos sentido sometidos, patrones que han estado allí para ser comprendidos, amados y trascendidos, para convertir su energía en pura potencia y completarnos.

Escuchar, escuchar nuestra verdad, reconocer que la sabiduría habita en nosotros... Elegir, elegir nuestra libertad, es el camino. Es el camino de reencuentro con nuestro verdadero ser, es el camino de reencuentro con nosotros mismos.



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