Tener la valentía de mirar, de mirar tu herida, de mirarla con profunda honestidad. Tener la valentía de avanzar y encontrarte con partes de ti mismo que has negado, que has querido ocultar. Tener la valentía de quebrarte y quedarte sin eso que has sentido que te ha dado estructura, que te ha dado una falsa seguridad, quedarte desnudo, sin nada, sin ninguna máscara que mostrar.
Mira a tus ojos y observa a ese pequeño herido, ese pequeño que ha sentido tanto miedo al sentirse perdido, ese pequeño que ha buscado de cualquier manera amar, pero el amor en este mundo aun no ha sido comprendido, estamos aprendiendo a amar.
Sin juicios, con compasión, aprende a caminar contigo, aprende a darle a tus heridas un vasto lugar, en el que te reencuentres con ellas, en el que asumiendo tu error te vincules contigo y compartas con el otro desde un lugar de mayor sinceridad, mostrando tu hermosa sensibilidad y reconociendo tu fuerza en cada caída, estamos aprendiendo a armarnos a nosotros mismos con poder y humildad. No hubo nunca un destino sino el aprender a disfrutar del caminar, es el camino del amor, es elegir con consciencia aprender a amar, y estamos eligiendo transitarlo, estamos eligiendo madurar.
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